Reflexiones sobre la vida basadas en la sabiduría Tolteca de los cuatro acuerdos
Recientemente, me fue compartido el libro «Los cuatro acuerdos» de Miguel Ruiz y debo decir que aunque estaba un poco escéptica al principio, me ha parecido una gran joya de la literatura.
En los cuatro Acuerdos, Miguel Ruiz se adentra en la fuente de todas nuestras creencias e ideas impuestas por la sociedad que nos limitan y a veces nos impide ser felices. El autor nos guía a través de varias enseñanzas y ejemplos como llegar a la libertad personal.
«Los seres humanos soñamos todo el tiempo. Antes de que naciésemos, aquellos que nos precedieron crearon un enorme sueño externo que llamaremos el sueño de la sociedad o el sueño del planeta. El sueño del planeta es el sueño colectivo hecho de miles de millones de sueños más pequeños, de sueños personales que, unidos, crean un sueño de una familia, un sueño de una comunidad, un sueño de una ciudad, un sueño de un país, y finalmente, un sueño de toda la humanidad. El sueño del planeta incluye todas las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus gobiernos, sus escuelas, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones.»
– Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos
Desde que llegamos a este mundo tenemos la capacidad de aprender y soñar pero la sociedad (el sueño construido por nuestros predecesores) tiene tantas reglas y desde pequeños se nos capta nuestra atención para aprenderlas. Aprendemos como debemos comportarnos en la sociedad, con la religión aprendemos que debemos creer y qué no, nuestros padres nos enseñan que es bueno y que es malo, etc. No tenemos la oportunidad de escoger, ni el idioma nativo que hablamos, ni nuestra religión, ni nuestro propio nombre.
«Ser tú mismo en un mundo que constantemente intenta convertirte en otra cosa, es el más grande de los logros.»
– Ralph Waldo Emerson
Esto es lo que llama «la domesticación del ser humano», de niños no tuvimos la oportunidad de escoger, pero estuvimos de acuerdo con la información que se nos dio, como debemos vestirnos para una entrevista de trabajo, como vestirnos para una cita, como se le debe hablar a un profesor, a nuestro jefe… nos enseñan con un sistema de premios y castigos, cuando recibíamos un premio, un cumplido, nos sentíamos bien, y por ello, continuamos haciendo lo que los demás querían que hiciéramos y por el miedo a ser castigados o rechazados fingimos para complacer a los demás.
«La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestra vida, ya no necesitamos que nadie nos domestique. No necesitamos que mamá o papá, la escuela o la iglesia nos domestiquen. Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Somos un animal auto domesticado. Ahora nos domesticamos a nosotros mismos según el sistema de creencias que nos transmitieron y utilizando el mismo sistema de castigo y recompensa. Nos castigamos a nosotros mismos cuando no seguirnos las reglas de nuestro sistema de creencias; nos premiamos cuando somos «un niño bueno» o «una niña buena».»
– Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos
Y así, aprendimos a juzgar, juzgamos todo lo que hacemos y dejamos de hacer, todo lo que pensamos y no pensamos, todo lo que sentimos y no sentimos y juzgamos a todos los demás. Vivimos en un mundo lleno de violencia y gobernado por el miedo, vemos sufrimiento, venganza, intolerancia e injusticias.
No vemos la verdad porque estamos ciegos. Todas nuestras creencias nos ciegan, siempre necesitamos sentir que tenemos la razón y que todos los demás están equivocados. Confiamos ciegamente en lo que creemos.
«Es fácil vivir con los ojos cerrados,
interpretando mal todo lo que se ve …»‐ John Lennon
Nos resulta imposible ver quiénes somos realmente, nos resulta imposible ver que somos esclavos de nuestras creencias. Todas estas ideas sobre nosotros mismos y el mundo que nos hacen infelices es lo que los toltecas llaman mitote.
«Estar vivos es nuestro mayor miedo. No es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos. Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. Hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por miedo a no ser aceptados y de no ser lo suficientemente buenos para otras personas.»
– Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos
Si estamos dispuestos a cambiar y a liberarnos, el autor nos propone cuadro acuerdos para romper ciertos dogmas que surgen del miedo y vivir de forma más alegre. Vale aclarar que se necesita de una gran voluntad para adoptar estos acuerdos pero si lo haces puedes transformar tu vida.
Primer acuerdo: ser impecable con tus palabras
Nuestra intención se manifiesta a través de las palabras y son estas, la herramienta más poderosa que tenemos como ser humano. Con nuestras palabras movemos a otros, influenciamos en otros pero son como una espada de doble filo: pueden ayudarnos en nuestra vida o destruirla.
Ser impecable con nuestras palabras, es no utilizarlas contra nosotros mismos ni usarlas para dañar a otros. Cuando estés enojado(a), no te insultes a ti mismo(a) ni te desquites con tu familia o amigos. No desprecies a otros y mucho menos te menosprecies.
Segundo acuerdo: no te tomes nada personalmente
Todos somos espejos, así como somos, así vemos a los demás y a todas las cosas. El tomarnos las cosas personalmente es creer que todo el mundo gira a nuestro alrededor, es comernos toda la basura emocional del otro y convertirlo en nuestra propia basura. Si alguien no te trata con amor ni respeto, que se aleje de ti es un regalo por más doloroso que resulte al principio, con el tiempo sanarás.
Lo que piensen otros de ti no es importante porque cuando estén contentos dirán que «eres lo máximo», pero cuando estén enfadados dirán que «eres de lo peor». Ninguno de los dos comentarios te debe afectar si sabes quién eres.
«No, no me lo tomo personalmente. Pienses lo que pienses, sientas lo que sientas, sé que se trata de tu problema y no del mío. Es tu manera de ver el mundo. No me lo tomo de un modo personal porque te refieres a ti mismo y no a mí.»
– Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos
Todas las opiniones de los demás, están basadas en sus sistema de creencias, su punto de vista, su verdad pero no es la verdad de nadie más. Descubrirás que más que confiar en los demás, debes confiar en ti mismo.
Tercer acuerdo: No hagas suposiciones
Siempre que nos falta información, tendemos a suponer, el problema es que cuando suponemos, solemos creer que lo que suponemos es cierto. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan y después, los culpamos si no hacen lo que esperábamos.
«Hacer suposiciones en nuestras relaciones significa buscarse problemas. A menudo, suponemos que nuestra pareja sabe lo que pensamos y que no es necesario que le digamos lo que queremos. Suponemos que hará lo que queremos porque nos conoce muy bien. Si no hace lo que creemos que debería hacer, nos sentimos realmente heridos y decimos: «Deberías haberlo sabido».»
– Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos
La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras. Si no entiendes algo, ten el valor de preguntar hasta que lo tengas claro, e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo. El día que dejes de hacer suposiciones, te comunicarás con más claridad y de forma más concreta.
Cuarto acuerdo: Haz siempre lo máximo que puedas
En cualquier circunstancia, haz siempre lo mejor que puedas, ni más ni menos. Por supuesto, ten en cuenta que lo máximo que puedes dar varía de un momento a otro, no es lo mismo estudiar cuando te despiertas renovado por la mañana que por la noche después de un día agotador. Lo máximo que puedas hacer será distinto cuando estés sano que cuando estás enfermo. Lo máximo que puedas dar dependerá de si te sientes de maravilla o estás enojado o triste.
«Limítate a hacer lo máximo que puedas, en cualquier circunstancia de tu vida. No importa si estás enfermo o cansado, si siempre haces lo máximo que puedas, no te juzgarás a ti mismo en modo alguno. Y si no te juzgas, no te harás reproches, ni te culparás ni te castigarás en absoluto.»
– Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos
Haz las cosas por que si, por el puro placer de hacerlo, si disfrutas lo que haces y siempre das lo mejor de ti sin esperar nada a cambio entonces es posible que llegues a conseguir más de lo que imaginas.
Finalmente, te invito a reflexionar sobre estas enseñanzas, compartir tus opiniones y experiencias y, lo más importante, a ser feliz. Recuerda que aunque no podamos controlar lo que nos pasa si podemos decidir como reaccionar ante nuestras circunstancias.
«En realidad, no hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque eliges hacerlo. Si examinas tú vida, descubrirás muchas excusas para sufrir, pero no encontrarás una buena razón para hacerlo. Lo mismo ocurre con la felicidad. La única razón por la que eres feliz es porque eliges serlo. La felicidad, igual que el sufrimiento, es una elección.»
– Miguel Ruiz en Los cuatro acuerdos
